En un procedimiento de separación o divorcio, una de las cuestiones que más cuesta regular y que más problemas provoca es la vivienda. Cuando se ha compartido el uso y el pago del inmueble durante el matrimonio, hay que regular de forma correcta y legal qué va a suceder con la vivienda familiar. Da igual si estamos hablando de un divorcio amistoso, o si viene con un contencioso. La decisión más importante es fijar si una de las partes se queda con la casa o si se vende. Sea cual sea el resultado de la negociación, todo tiene que quedar plasmado en un convenio regulador para evitar futuros problemas. Aquí te damos algunos consejos sobre qué hacer con la vivienda en caso de divorcio o separación.

Se decide vender la vivienda

Cuando los ex cónyuges llegan a un acuerdo para vender la viviendas, hay que tener en cuenta que cada uno tendrá que declarar la venta en el IRPF. La operación inmobiliaria pueda aportar una ganancia económica, que se estipula calculando la diferencia entre el valor al que se vende la vivienda y el valor al que se compró, según el año en que se adquirió el inmueble.

Ambas partes tributarán en función de la proporción en la que sean propietarios. Las ganancias de hasta 6.000 euros tributan por el 19%, y el porcentaje sube hasta el 21% entre 6.000 y hasta 50.000 euros, y al 23% a partir de 50.000 euros.

Si por el contrario, la venta de la vivienda arroja pérdidas, también hay que declararlas ya que puede obtenerse una compensación en la misma declaración de la renta.

Si los ex cónyuges quieren reinvertir el dinero de la venta en comprar una nueva vivienda habitual, también podrán deducirse la tributación sobre la parte de la ganancia que se destina a la nueva compra. Y alguna de las partes es mayor de 65 años, tampoco tendrá que pagar impuestos por la ganancia que obtenga al vender la casa, ni está obligado a reinvertir el dinero en la compra de una nueva vivienda.

La vivienda se pone a la venta pero no hay compradores

El proceso de compraventa de un inmueble puede ser largo y complicado, mucho más si están implicadas varias partes en conflicto. Es bastante habitual que la vivienda en caso de divorcio tarde un tiempo en venderse, y mientras tanto hay que seguir haciéndose cargo de todo. Los copropietarios están obligados a continuar pagando los gastos que genera la vivienda y a incluirlo en el IRPF, en base al porcentaje de participación que tengan en la casa.

Si después de la separación ninguna de las partes sigue vivienda en el inmueble, ambos tendrán que imputarse rentas inmobiliarias. En caso de que uno de ellos sí que resida en la casa, únicamente tendrá que hacerlo el ex cónyuge que ya no viva allí.

El pago de la Hipoteca

Si la vivienda es ganancial, el pago de hipoteca es responsabilidad de las dos partes por igual, al 50%. Las cuotas se seguirán afrontando igual que cuando la pareja residía en el inmueble, hasta que se liquide la sociedad de gananciales.

La vivienda se pone en alquiler

Una de las opciones que más están demandando los clientes para su vivienda en caso de divorcio o separación en el alquiler de la vivienda del matrimonio. Es una muy buena inversión, ya que el arrendamiento ofrece una alta rentabilidad y permite cubrir los gastos mientras la ex pareja decide qué hacer con el inmueble. Cuando la casa se alquile, ambas partes podrán disfrutar de una reducción del 60% sobre el rendimiento neto del alquiler. Eso sí, para ello se debe declarar el arrendamiento en la declaración de la renta como rendimiento de capital inmobiliario.

Sea cual sea la decisión que tome la ex pareja con la vivienda en caso de divorcio, si vender o alquilar, lo más recomendable es acudir a una asesoría inmobiliaria con experiencia, para realizar el proceso con garantías legales y total tranquilidad. Además, la inmobiliaria puede encargarse de la venta o el arrendamiento de la vivienda. En Casarrubio ponemos a tu disposición un servicio de asesoramiento integral para que la gestión del patrimonio de la pareja no suponga ningún problema extra. Ponte en contacto con nosotros y cuéntanos tu caso.