A menudo, algo que impide a las comunidades de vecinos mantener una convivencia pacífica y agradable, es la morosidad en la que incurren algunos propietarios y que puede llegar a convertirse en un auténtico lastre para todos.
La convivencia y la morosidad
La convivencia a veces, no es fácil, muchos nos encontramos que nos toca lidiar con un tipo de vecinos con los que termina habiendo algún rifirrafe, sobretodo si aparecen las temidas derramas.
El día día de un edificio puede complicarse aún más si hay algún vecino o vecinos, que no pagan sus cuotas. En muchos casos, esta morosidad puede convertirse en todo un problema para sacar adelante las cuentas de la comunidad.
¿Cuándo podemos decir que un vecino es moroso?
En el momento en el que una de las cuotas queda pendiente, podemos hablar de morosidad. Si los pagos de nuestra comunidad de vecinos se realizan mensualmente, por ejemplo, y transcurrido un mes hay algún vecino que no ha abonado el importe correspondiente, habrá incurrido en mora.
¿Cómo deben actuar el resto de vecinos ante una situación de morosidad?
Como ante cualquier situación, siempre ha de intentarse la vía amistosa. Puede que el vecino en cuestión, haya tenido alguna dificultad por la cual no puede hacer frente a las cuotas.
En ese caso podemos hablar con él y llegar a un acuerdo de pago para que vaya poniéndose al día con la deuda.
Si no ha habido manera de llegar a un entendimiento, la solución es la reclamación judicial.
Tendremos que seguir una serie de pautas antes de presentar la demanda en el juzgado, tendremos que celebrar una reunión de propietarios en el que haremos constar en el orden del día el asunto.
También deberemos someter a votación la liquidación de la deuda, que tendrá que ser aprobada para continuar con el trámite.
Desde Casarrubio aconsejamos poner el asunto en manos de profesionales y dejar que el administrador de la finca se encargue de realizar los trámites pertinentes.
El lastre que pueden suponer los vecinos morosos para una comunidad de vecinos
Encontrarnos con un vecino moroso puede significar un grave problema para la comunidad. Se pueden dar situaciones en las que haya que realizar alguna obra en el edificio y no puedan acometerse debido a esos impagos.
Si bien es cierto que las cifras se van reduciendo año tras año, el 2018 se cerró con una deuda de 1.600 millones de los vecinos morosos a las comunidades de propietarios.
Poco a poco, parece que la situación se va normalizando, la mejora de la economía en los últimos años y algunos cambios en la ley, han permitido que la cifra de morosidad se vaya rebajando y las cifras astronómicas que nos dejaron los años de crisis y que literalmente asfixiaban a las comunidades de vecinos, hayan desaparecido.
Aún así, se siguen produciendo situaciones delicadas que hacen muy difícil sacar adelante las cuentas de un edificio y que dificultan enormemente las relaciones entre vecinos.
Así que si nos toca vivir una situación así en nuestro bloque, lo mejor es tomarlo con filosofía e intentar resolverlo de la mejor manera posible.